El docente infantil debe estar bien preparado en relación a su rol
para asumir la tarea de educar a las nuevas generaciones, y ello implica no
sólo la responsabilidad de transmitir conocimientos básicos para el preescolar,
sino también el compromiso de afianzar en los niños valores y actitudes
necesarios para que puedan vivir y desarrollar sus potencialidades plenamente,
mejorar su calidad de vida, tomar decisiones fundamentales y continuar
aprendiendo. El maestro debe interactuar con las instituciones y los padres de
familia en lo que se refiere a las metas de desarrollo integral del niño. Ser
docente de preescolar es tener la oportunidad de enfrentarse cada día a una
caja de sorpresas: una sonrisa, el llanto, un logro, un interrogante difícil de
responder, situaciones que hacen del ejercicio académico un rol gratificante y
un reto permanente. De manera general se puede decir que el educador infantil
desempeña un rol didáctico y de animación, ya que atiende al niño tanto en
aquellas actividades programadas de enseñanza como en las rutinas diarias y en
las de entretenimiento. Su rol será el de un organizador que prepara el
espacio, los materiales, las actividades, distribuye el tiempo, adaptando los
medios de que dispone el grupo y a los fines que persigue. Habrá de crear para
el niño un ambiente afectuoso, saludable y de bienestar, en el que se encuentre
los estímulos necesarios para su aprendizaje y para que se sienta cómodo,
seguro y alegre.
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